Los israelitas siguen rebelándose y son obligados a vagar por el desierto durante cuarenta años. Solo sus hijos entrarán a la tierra. ¿Alguna vez aprenderán?
Después de que los israelitas construyen el tabernáculo, un lugar donde pueden estar en la presencia de Dios, Moisés no puede entrar al espacio sagrado. ¿Cómo van a poder coexistir con un Dios puro y perfecto, personas impuras y pecaminosas? Ese es el problema que se propone resolver el libro de Levítico. En Levítico, Dios le da instrucciones a su pueblo para que se purifique y pueda entrar a la presencia santa de Dios. Esas instrucciones pueden parecer un poco extrañas para los lectores modernos, pero todas tienen un propósito: mantener a los israelitas en un estado en el que puedan comunicarse con su Dios.
Ahora que Dios le ha dado acceso a su pueblo a su presencia, es hora de que los lleve a la tierra que les prometió. Esa es la historia que vemos en el libro de Números. Pero lo que debería ser un viaje de dos semanas a la tierra prometida se convierte en un viaje de cuarenta años debido a la infidelidad de Israel. A pesar de su constante rebelión, Dios se mantiene fiel a su promesa de liberación y provisión.