Cuando hayas visto el video, tómate un tiempo para reflexionar sobre estas preguntas.
El Evangelio de Mateo fue escrito para mostrar que Jesús no es sólo otro profeta o rey. Él es el profeta-sacerdote-rey supremo que el pueblo había estado esperando. Jesús cumplió todo lo que Moisés predijo y es el Rey que fue prometido para rescatar a Israel. Jesús es quien restaura a la humanidad al jardín y a la presencia de Dios. Y aún más, Jesús es Dios con nosotros. Él es el lugar donde el Cielo y la Tierra se superponen de forma permanente. Una de las muchas maneras en que Mateo compartió esta verdad fue relatando el bautismo de Jesús.
El bautismo es la representación de lo que significa ser rescatado de las aguas de la muerte para entrar a la vida de la nueva creación. La práctica del bautismo se ve a través de toda la historia de la Biblia, así que cuando Jesús se bautiza, se alude a muchos de los eventos bautismales de la Biblia hebrea, que encuentran su principal significado en esta importante escena. El bautismo de Jesús es el comienzo de una nueva creación. Él es la suprema arca de Noé, donde podemos ser salvos y comenzar de nuevo. Él es el nuevo Moisés que nos rescató de la esclavitud y nos hizo libres. Él es el nuevo Josué que podemos seguir para llegar a las promesas de Dios. Todo lo que Jesús hizo cuando pasó por el violento diluvio de caos en su crucifixión abrió el camino para que todos los que confían en él puedan entrar a la vida de la nueva creación que él ofrece. Él es el lugar donde la vida puede florecer y donde reposa el agrado de Dios.
Exploremos cómo esas alusiones del Antiguo Testamento son evidentes en el relato del Evangelio de Mateo sobre el bautismo de Jesús.
Lee: Mateo 3:5-17
Cada relato del evangelio hace énfasis en un ángulo único del tiempo de Jesús en la Tierra. El Evangelio de Mateo deja claro, desde su frase inicial, que Jesús es el cumplimiento y la continuación de las Escrituras hebreas. Él es el Mesías del linaje real de David, es un nuevo Moisés que ha venido para guiar a su pueblo a un nuevo pacto, y él es Dios con nosotros: Emanuel.
Desde el llamado de los discípulos a la Gran Comisión, cada parte de este relato del evangelio les muestra a los lectores que las promesas y profecías que Dios hizo a su pueblo en el Antiguo Testamento se hicieron realidad por medio de Jesús.