El exilio de Israel fue el resultado directo de su constante rebelión al pacto con Dios a pesar de las persistentes advertencias de los profetas. Después del exilio, rodeado de guerra, dolor y sufrimiento, el pueblo de Israel reconoce su pecado y clama arrepentido a Dios para que lo restaure, a través de estos poemas de lamento.
Estos poemas son expresiones poderosas y crudas de confusión, ira y angustia. El poeta no tiene miedo de ser honesto con Dios y nos ayuda a entender que una expresión auténtica y honesta de nuestro dolor a Dios no sólo es buena, sino santa, una señal de alianza de pacto y confianza en un Dios santo. El lamento es una respuesta apropiada al mal en el mundo, y es algo que podemos aprender a practicar meditando sobre las palabras de Lamentaciones.
Un Dios que escucha
El libro de Lamentaciones es una colección de poemas funerarios ofrecidos en nombre de Jerusalén después de su destrucción por parte de Babilonia. A pesar de su tema sombrío, ofrece una visión bíblica de cómo los humanos pueden responder a Dios en su dolor y angustia. La esperanza se encuentra a través del complicado proceso del lamento, que conduce a una verdadera intimidad con un Dios que escucha los clamores de su pueblo.