El libro de Job cuestiona el sufrimiento y la justicia de Dios. La respuesta de Dios es sorprendente y demuestra su control sobre el caos y la máxima bondad.
El libro de Job comienza con una escena peculiar en la sala del tribunal, donde el satán, o el acusador, desafía la política de Dios de recompensar a las personas justas como Job. Él dice que Job es justo sólo porque Dios lo recompensa. "Deja que sufra", dice, "y entonces veremos su verdadero carácter".
El resto de la historia se presenta por medio de densa poesía hebrea, a través de la cual Job, su esposa y sus amigos especulan sobre por qué está sufriendo Job. ¿Acaso no es un hombre justo? ¿Por qué Dios estaba permitiendo eso? Job acusa a Dios de ser injusto y de no hacer que el mundo funcione en base a principios justos, por consiguiente, le pide explicaciones.
El mundo bueno y salvaje de Dios
En respuesta a la súplica de Job, Dios lo lleva a un recorrido por el universo, recordándole que el mundo tiene orden y belleza, pero también es salvaje y peligroso. El problema del sufrimiento humano no es tan simple como una recompensa versus una consecuencia. El mundo de Dios es mucho más complejo, y tiene aspectos del universo que ni siquiera podemos comenzar a comprender. Entonces, aunque no siempre sabemos por qué sufrimos, podemos llevar nuestro dolor y aflicción a Dios y confiar en que él es sabio y sabe lo que está haciendo.
El libro de Job nos invita a confiar en la sabiduría y el carácter de Dios sin importar nuestras circunstancias.