"No debemos mirar lo que los hombres en sí mismos merecen sino poner la atención en la imagen de Dios que existe en todos y a la que debemos todo honor y amor". Juan Calvino, Institución de la religión cristiana
Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra".
Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Dios los bendijo y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra".
Los capítulos iniciales de Génesis sacudieron al mundo antiguo con una audaz afirmación. Todos los seres humanos están hechos a imagen de Dios. Esa afirmación fue, y todavía es, revolucionaria. Pero, ¿qué significa ser hecho "a imagen de Dios"? ¿Qué está tratando de transmitir Génesis? ¿Por qué esta es una idea tan poderosa? En el mundo antiguo (específicamente en el Medio Oriente), "ser hecho a imagen de un dios" era una descripción reservada solo para dos cosas: ídolos y reyes. Cuando Génesis utiliza la frase "imagen de Dios", utiliza la palabra hebrea selem para "imagen". Puede que te sorprenda aprender esto, pero selem se traduce a menudo como "ídolo" en nuestras Biblias: "los ídolos de Dios".
Una imagen falsa
En el Antiguo Medio Oriente, un ídolo servía para varias cosas. Los ídolos eran colocados dentro de un templo, el lugar donde los dioses y los seres humanos estaban conectados. El ídolo funcionaba entonces como reflejo y encarnación del dios. No se lo consideraba como la deidad real. Más bien, el ídolo estaba destinado a ser una imagen de lo divino. El ídolo estaba allí como la representación mediadora del poder y la presencia del dios. La "imagen de Dios" también era un título reservado para los reyes. Estos gobernantes especiales y elegidos eran representaciones de los dioses, gobernando y reinando en su nombre. A menudo los reyes estaban tan estrechamente vinculados a los dioses que también se los consideraba divinos. Esto hacía que el rey fuera especial y lo separaba de su pueblo. Ya puedes empezar a ver cómo las clases y la segregación de las personas se infiltraría en una ideología donde solo ciertas personas eran consideradas portadoras de la imagen divina.
Así que si los reyes e ídolos eran portadores de la imagen de los dioses, reflejando su imagen y gobernando en su nombre, ¿qué significa cuando Génesis dice que todos los humanos, no solo ídolos o reyes específicos, son hechos a imagen de Dios? Piensa en Génesis 1. Tal vez has oído a alguien hablar sobre por qué y cómo los seres humanos fueron hechos a imagen de Dios. Hay algunas implicaciones obvias. Los seres humanos tienen almas, mentes, emociones y capacidad creativa que son únicas al resto de la creación. Y aunque estas son características verdaderamente únicas de los humanos, no explica por qué Génesis afirma que todos somos hechos a imagen de Dios. Pero cuando miramos el texto, nos cuenta una razón diferente, una historia diferente.
Nuestro verdadero propósito
Génesis nos dice que los seres humanos fueron creados con un propósito, no solo para ser autónomamente únicos, sino vocacionalmente distinguidos. Cuando Dios dice que hará a los seres humanos a su imagen, tiene un propósito en mente que deja claro. Ellos van a "gobernar y reinar" y a ser "fecundos". ¡Gobernar, reinar y ser fecundos refleja la imagen de Dios! Más tarde en Génesis 2, los seres humanos son puestos en un jardín con un mandato similar al de Génesis 1, pero ahora también son llamados a "cuidar" el jardín.
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara.
Presta atención al lenguaje que expresa propósito aquí. Fueron puestos en el jardín para cuidarlo.
¿Qué significa que los portadores de la imagen de Dios son los que ejercen dominio, reinan, son fecundos y cuidan el potencial creado (un jardín) que los rodea? Puede ser útil pensar en una nueva descripción para el propósito humano. La mejor manera en la que podríamos describir a los seres humanos es como "reyes sacerdotales". Como reyes, todos los seres humanos estaban destinados a gobernar y reinar en nombre de Dios. Hemos sido llamados a someternos a la visión y a la definición del bien y el mal de Dios, algo en lo que la humanidad falla con bastante rapidez en Génesis 3. Nuestro gobierno y reinado es un llamado a hacer progresar la creación. Dios creó este espacio increíble y decidió compartirlo con los seres humanos en un proyecto conjunto. Hemos sido llamados a trabajar junto a Dios para hacer que la creación sea lo más asombrosa posible. Mira lo que el salmista dice en el Salmo 8 mientras reflexiona sobre Génesis 1:
¿Hechos para gobernar?
Este lenguaje de "gobernar y reinar", junto con el pensamiento de los vecinos de Israel de que el rey era la imagen de Dios, revela un concepto alucinante: todos los seres humanos son reyes (¡y reinas!). Esto habría sorprendido al mundo del Antiguo Medio Oriente, ¡y esperamos que te impacte a ti también!
Junto con nuestras responsabilidades de reinado, estábamos destinados a ser sacerdotes. No sacerdotes piadosos con túnicas, sino los que cuidan un espacio sagrado. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes tenían la asignación de cuidar intencionalmente los espacios sagrados dentro del templo y del tabernáculo. Al igual que ellos, Adán y Eva fueron asignados a un espacio sagrado en estrecha comunión con Dios. Su propósito era cuidar de este jardín, multiplicarse, hacer más jardines y mejorarlos creativamente. Debían tomar lo que Dios les había dado y hacer de ello algo hermoso.
Ahora tal vez todo esto suena como un sueño inalcanzable, como si el autor de Génesis estuviera viendo el mundo a través de gafas de color rosa. Pero cuando lees Génesis 3 y continúas, ves nuestro fracaso a la hora de vivir de acuerdo con el propósito que teníamos asignado. Rechazamos la provisión de Dios de lo que es bueno y de lo que no lo es. Entregamos nuestra naturaleza portadora de imagen a otras cosas, a otros ídolos, tales como el dinero, el poder, el sexo, el éxito y a otras personas. Los ídolos a los que damos poder, sean físicos o no, nos roban de nuestra naturaleza. Así que, ¿cómo puede ser posible la visión abiertamente optimista de la humanidad en Génesis 1 y 2 cuando todos sabemos las cosas horribles de las que somos capaces?
El humano más verdadero... Jesús
Bueno, aquí es cuando Jesús aparece en escena. Jesús caminó por el mundo hablando y enseñando sobre el Reino de Dios. De hecho, este era sin duda el tema favorito de Jesús. Jesús predicó la llegada del Reino de Dios, la llegada del nuevo gobierno y reinado de Dios en este mundo rebelde. Su enseñanza se centró en lo que sería vivir dentro de este reino que viene: los últimos serán los primeros. Amar al enemigo sería la prioridad principal. La persona que menos te esperas sería bendecida. Los que quieran liderar deben servir. En su tiempo en la Tierra, Jesús demostró cómo es el verdadero gobierno y reinado. Como el Rey de reyes, Jesús, gobernó de manera muy diferente a los demás reyes. En su establecimiento del Reino, Jesús invita a los seres humanos a una nueva forma (en realidad, a la forma original) de ser humano. Cuando seguimos los caminos del Reino de Jesús, seguimos el camino hacia la verdadera humanidad.
Cuando Jesús entró en el sepulcro y derrotó a la muerte tres días después, salió de la tumba con un camino hacia la restauración. Mediante su resurrección, Jesús inició la inversión de la maldición de la creación. El mundo que había sido dañado por el fracaso humano ahora está siendo renovado a su propósito original (mira Romanos 8 para ver la reflexión de Pablo sobre esto). Al hacerlo, Jesús se convirtió en el gran sacerdote, no solo por su sacrificio perfecto, sino también por su obra restauradora de lo que los humanos estaban destinados a cuidar. Su victoria libera a las personas de los ídolos a los que hemos entregado nuestra imagen en nuestras vidas. Ya no somos esclavos de las cosas que originalmente estábamos destinados a gobernar. A través de él, toda la creación se renueva, para que sus seguidores puedan ser cuidadores y cultivadores del potencial creado.
Ahora, cuando llegamos al final de la historia, vemos un comienzo muy similar. Mediante el trabajo restaurador de Jesús en el mundo, ahora se describe a sus seguidores como "reyes sacerdotales".
Las piezas rotas de los espejos divinos se juntarán de nuevo. El Apocalipsis prevé el día en que el "Proyecto de restauración de la imagen" de Dios se haga realidad. En la escena final de la Biblia, los seguidores humanos de Jesús están de vuelta en un jardín (¡pero ahora es mucho más grande!). Están allí "sirviendo" y "reinando para siempre", como Adán y Eva debían servir, gobernar y reinar sobre la creación.
El capítulo inicial de la Biblia nos invita a volver a imaginar la vida humana. Entre nuestros defectos y acciones pecaminosas, hay una invitación de Jesús a unirse a una nueva forma de vivir. Fuiste hecho con un propósito. Fuiste hecho para reflejar a alguien infinito e ilimitado, lo que significa que hay mucha singularidad y creatividad por doquier. Fuiste hecho para tomar lo que Dios te ha dado y hacer cosas increíbles. Entonces, ¿qué te ha sido dado? ¿Qué estás llamado a gobernar y reinar bajo la provisión de Dios? ¿Qué estás llamado a atender y cuidar (un trabajo, un niño, un cónyuge, un amigo)? ¿Hay cosas a las que has entregado tu naturaleza portadora de imagen? ¿Hay ídolos a los que estás sirviendo y dejas que gobiernen sobre ti?
Haz las cosas que Dios te ha destinado a hacer en el mundo que ha creado. Deshazte de los ídolos que no están hechos a su imagen. Cuida las cosas que te han sido dadas, porque has sido hecho a imagen de Dios.