¿Por qué cerramos con llave nuestras puertas por la noche? ¿Por qué cerramos con llave el auto, o cerramos las ventanas o le ponemos clave a la computadora? Con amenazas de daños y pérdidas acechando por todas partes, aprendemos a amar la seguridad personal más que cualquier otra cosa. Jesús también valora la seguridad. Los autores del Nuevo Testamento no lo retratan como imprudente o ciego ante nuestra realidad. Pero cuando él vino a nosotros a este mundo doloroso, escogió vivir con amor a Dios y a los demás por encima de cualquier otra cosa, incluso cuando hacerlo implicó sufrimiento, heridas y pérdidas. ¿Acaso Jesús es un héroe excepcional solo porque hizo algo que nadie más puede hacer? ¿O será que nos está mostrando una forma de vivir en la Tierra aquí y ahora?
Cuando Jesús comenzó a predicar la buena noticia del Reino de Dios contempló el cumplimiento de la promesa de Dios de erradicar la corrupción y la muerte: renovando por completo la creación y estableciendo para siempre un mundo donde amemos a todos y sepamos que todos nos aman.
Imagínate vivir en un mundo donde sabes que nadie te va a hacer daño y donde la seguridad tiene sus raíces en el amor recíproco, en lugar de tener que protegernos de quienes están a nuestro alrededor. Un mundo donde hay abundancia, así que no se acumula ni se compite por los recursos. No hay violencia ni amenazas ni muerte. No hay cerrojos ni candados ni contraseñas.
¿Cuán diferente sería tu vida si vivieras cada día en un mundo así?
Jesús se vio a sí mismo trayendo ese tipo de vida a nuestro mundo por medio de lo que llamó "el Reino de Dios", enseñándole a las personas sobre la buena noticia del Reino de Dios. Entonces, cuando Jesús le dijo a la multitud en Mateo 6:33 que "busquen primero el Reino y su justicia y todo lo demás será añadido", ¿qué quiso decir?
¿Nos está ofreciendo una nueva forma de conservar nuestro valor instintivo por la seguridad personal por encima de todo lo demás? ¿O nos está diciendo que deberíamos dejar de pensar en cómo obtener más alimentos, ropa y vivienda porque el Reino ya está aquí? ¿Está invitando a la gente a que vea que el Reino de Dios está aquí y disponible, enseñándonos a poner en práctica una forma de vida basada en el fuerte amor por Dios y los demás? ¿Qué significa Mateo 6:33?
Para contextualizar, exploraremos algunos puntos clave de la historia bíblica en su conjunto. Eso nos ayudará a enfocarnos con mayor claridad en Mateo 6:33, especialmente en términos de lo que significa "buscar primero el Reino de Dios".
La elección de vivir con seguridad
En Génesis 1 y 2, los autores bíblicos nos invitan a contemplar una elección de vida o muerte que los seres humanos tienen que realizar: ¿viviremos libremente y para siempre en el mundo abundante de Dios (representado por el jardín del Edén) uniéndonos a su propia forma de gobernar el mundo según su sabiduría? ¿O trataremos de gobernar según nuestra propia sabiduría?
En Génesis 3:1-15, vemos que los humanos confiaron en su propia perspectiva sobre cómo debería funcionar el mundo más de lo que confiaron en la sabiduría de Dios. Comieron del árbol que Dios específicamente les dijo que evitaran e inmediatamente sintieron miedo. Para luego terminar fuera del buen jardín, sufriendo en un mundo de perjuicios, pérdidas y muerte, un lugar donde los cerrojos y las armas tienen sentido porque la vida es peligrosa y, finalmente, vuelve al polvo.
La historia bíblica nos dice que la humanidad se verá tentada a proteger la vida de diferentes formas que podrían tener sentido desde ciertas perspectivas (limitadas), pero cuando esas formas ignoran la instrucción de Dios, los humanos siempre terminan dañando la creación y a los demás.
Jesús entreteje este hilo desde Génesis 3 hasta el corazón de su enseñanza. Él le habla directamente al profundo instinto humano de supervivencia. ¿Qué necesito poseer o a quién debo derrotar para vivir un día más? Su respuesta electrizante a esta pregunta resume la esencia de su Sermón del Monte: "Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas". Fíjate en cómo Mateo 6:33 comienza con la conjunción de contraste "pero", que nos ayuda a ver el contraste con lo que venía antes. Anteriormente, en Mateo 6, Jesús describe dos mundos: uno donde los humanos protegen sus vidas ansiosamente según sus preferencias y perspectivas personales y otro donde los humanos viven libremente según la sabiduría y la provisión de Dios, un mundo donde todas las personas confían en que Dios en definitiva da a las personas todo lo que necesitan para vivir.
Rodeados de pobreza, delincuencia y amenazas de violencia, advertimos peligro en todas partes, y con razón. Procurar "protegernos y proteger a los nuestros" a cualquier precio, incluso si eso incluye descuidar o dañar a los demás, se ha vuelto normal, incluso "virtuoso" en la cultura popular. Tenemos nuestros propios problemas que resolver y hacer lo que se necesita para amar generosamente a nuestro prójimo suena bien, pero no es realista. Así que cuando escuchamos a Jesús decir: "Busquen primero el Reino de Dios", suena idealista y poco práctico, por no decir imposible.
Pero Jesús resiste la tentación de depender de cualquier tipo de violencia para preservarse. Rechaza toda forma egoísta de obtener seguridad personal, y se convierte en el ejemplo más claro de cómo es vivir en esta nueva forma de vida.
Cómo buscar primero el Reino en un mundo peligroso
Para llegar a una buena definición de "Reino de Dios", es útil entender primero lo que significaba "reino" para los autores de la Biblia. En el contexto judío de Jesús del primer siglo, "reino" se refería a un mundo tangible y real en la Tierra, que incluía a ciudadanos concretos, a un rey de verdad y a una forma de vida gobernada por ese rey. Cuando los reyes adoptaban formas dañinas de vivir y gobernar, todo el mundo en el imperio sufría. Pero cuando los reyes operaban según la sabiduría de Dios, todo el mundo en el imperio gozaba de una vida mejor, provisión y seguridad.
La tensión que sentimos cuando Jesús dice: "busquen primero el Reino" está relacionada con el hecho de que este Reino aún no está aquí plenamente. Él es el Rey. Él está en el trono. Pero no todo el mundo se da cuenta de eso.
Sería más fácil practicar el amor a nuestro prójimo con amor perfecto en un mundo donde nuestro prójimo nos amara de la misma manera, pero es difícil (incluso mortal) practicar esa forma de vida en un mundo hostil. Cuando el peligro sigue existiendo, nos puede dominar más el miedo que el amor. Nos conformamos con los patrones de vida promedio que valoran la seguridad por encima de todo. Las posesiones, los ingresos y la protección nos ayudan a sentirnos seguros. A menudo, eso significa que nos sentimos con derecho a lo que tenemos, lo que nos lleva a competir con nuestro prójimo por los recursos. Pero buscar primero el Reino de Dios significa darle prioridad al amor sobre la supervivencia, algo que Jesús encarna a lo largo de su vida y enseñanza, especialmente en la cruz.
La historia de la iglesia primitiva en Hechos 2 nos muestra personas impulsadas por el amor que vivían como Jesús. Vivían en el Reino de Dios mientras sobrevivían en nuestro mundo peligroso. ¿Cómo?
La historia los describe como una comunidad de personas que eligieron ayudarse mutuamente a vivir juntos en el camino de su Rey. Es una vida marcada por la generosidad y la libertad de la autopreservación temerosa. Los relatos del Evangelio en el Nuevo Testamento nos muestran que Jesús alentó a sus seguidores a que recibieran la vida como un regalo continuo de Dios y que a su vez, vivieran como un regalo o gracia para con los demás. Nunca sugirió que fuera necesaria la violencia para mantenerse a salvo ni que fuera necesario el egoísmo para mejorar la comodidad ni la eficiencia.
Él pone al revés ese guion hostil y vive de acuerdo con la realidad prometida de que el Reino de Dios se volverá tan real en la Tierra como en el Cielo. Vivir como Jesús nos hace libres para amar a nuestro prójimo con la misma generosidad con la que él nos ama.
De dónde viene la verdadera seguridad
Los imperios y los reyes normales dicen a sus ciudadanos que la seguridad y la satisfacción son el resultado de tener dinero, bienes y poder sobre otras personas. Una vez que nos sentimos seguros con esas cosas, entonces podemos servir a los demás.
Pero Jesús, el Rey del Reino de Dios, nos dice que la seguridad y la satisfacción son el resultado de amar a Dios y a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Cuando Jesús dice: "Todas estas cosas les serán añadidas", está hablando de la bebida, la comida y la vivienda: todos símbolos de provisión, plenitud y vida1. Al principio, parece que está hablando de una forma más amigable de obtener, en este momento, los bienes que valoramos por encima de todo. Pero nota que Jesús le dice a la multitud que esas cosas les "serán" añadidas. No promete que eso va a suceder rápidamente.
Está hablando de una visión a largo plazo de la restauración del mundo entero. Esas cosas no le fueron añadidas a Jesús durante su vida. Él siguió siendo pobre y estando en peligro, incluso sufriendo como víctima de un asesinato brutal. Pero él sabía que esas experiencias no eran definitivas. Al parecer, la satisfacción diaria de todas las necesidades posibles parece ser algo que finalmente experimentaremos cuando el Reino de Dios esté completamente consumado, cuando todo el mundo actúe y ame en todas partes como el Rey.
Muchos de nosotros experimentamos el dolor de las necesidades no satisfechas en esta vida. Puede que no tengamos los alimentos, las medicinas u otras provisiones que necesitamos para sobrevivir, incluso si seguimos fielmente a Jesús hasta el final. Puede que vivamos justamente para con todos y aún así recibamos opresión a cambio. Puede que algunos seamos lastimados y no tengamos a nadie que atienda nuestras necesidades. La vida y las palabras de Jesús también hablan de esa realidad. Él mismo sufrió traición, pobreza, hambre y violencia mientras vivía en los caminos del Reino de Dios. Pero nunca se sintió inseguro. A lo largo de los cuatro evangelios, la historia de Jesús nos muestra que él siempre confió en que su vida estaba en las manos de Dios.
Jesús no adoptó métodos ansiosos de protección o acumulación y constantemente enseñaba a sus seguidores a que hicieran lo mismo2. Él ponía todas sus esperanzas en la promesa de Dios y confiaba en que el camino del amor es más satisfactorio, seguro y confiable que cualquier otro camino.
Aunque podemos experimentar el Reino de Dios parcialmente en este momento, especialmente en comunidades donde otros eligen vivir como Jesús 3, seguimos sufriendo de tal manera que nos vemos invitados a confiar cada vez más en el carácter generoso de Dios y en su promesa de unir su Reino a todo nuestro mundo.
Dejaremos de competir con nuestros compañeros de trabajo. Dejaremos de preocuparnos por obtener la aprobación de los demás. Dejaremos de agotarnos para asegurar un futuro que no podemos controlar. Cuanto más ponemos en práctica los caminos de Jesús y su Reino, más entramos en una especie de libertad que nos ayuda a ver que ya no estamos en peligro en este momento.
Dios se encarga de nosotros. Estamos a salvo y somos amados.
Todos los caminos fragmentados y corruptos que usamos para satisfacer nuestras necesidades más profundas llegarán a su fin cuando Jesús renueve el Cielo y la Tierra. Jesús nos da la vida tal como la imaginamos en el Edén: pacífica, sin amenazas, llena de aventura y de amor generoso. La historia bíblica configura nuestra comprensión de esta vida edénica que está por venir, imaginando un mundo abundante y libre de cualquier tipo de amenaza.
Cómo buscar el Reino de Dios ahora mismo
Entonces, ¿cómo ponemos en práctica el nuevo camino de vida de Jesús?
Aprendemos a buscar el Reino de Dios cuando elegimos entrar en la excepcional historia de Dios, que tiene mucho que ver con desenmascarar el engaño utilizado para construir imperios humanos, mentiras que acaban justificando acciones negligentes o violentas hacia los demás. Aprendemos a confiar en que Dios no miente cuando promete que su Reino es el mundo para el que fuimos creados y en que lo traerá a nuestro mundo. Al confiar en esa promesa (más que temer lo que nuestros imperios humanos nos dicen que temamos), podemos comenzar a ver lentamente que ya estamos libres de cualquier peligro definitivo.
"Oh, muerte", dice el apóstol Pablo, "¿dónde está tu aguijón?" 4. Él ya estaba buscando primero el Reino de Dios por encima de todo, incluso ante el castigo de la prisión y la muerte. Sin duda, la amenaza lo asustaba, pero su amor por Jesús y su prójimo superó ese miedo. A Pablo lo impulsaba el amor, no el miedo.
Todo el mundo tiene necesidades reales y Jesús no las minimiza. Él enseña a las personas a darse y a recibir unas de otras. Es una forma de buscar primero el Reino, comenzar a vivir en este momento como siempre lo haremos en el mundo renovado de Dios.
Jesús dice que "todas estas cosas les serán añadidas", no dice: "no deberían querer estas cosas". Nuestro deseo humano de supervivencia no es malo. Jesús mismo expresó su deseo de sobrevivir cuando oró en el huerto de Getsemaní: "Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa" 5. La copa es una metáfora de la responsabilidad que Dios le dio de sufrir hasta la muerte en lugar de tomar represalias para protegerse. Él le ruega a Dios que lo ayude a sobrevivir un día más. Pero su valoración de la seguridad personal no estaba por encima de todo. Su prioridad era la voluntad de Dios. Así que después de expresar su deseo de sobrevivir, también afirmó: "pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya" 6. Esa es una imagen que nos muestra cómo buscar primero el Reino de Dios incluso cuando enfrentamos la muerte.
Por último, buscar primero el Reino de Dios es una forma de atreverse a tener esperanza. Los mensajeros designados por Jesús hablan de un día en que ya no tendremos que buscar el Reino porque estará aquí plenamente 7. Será un mundo donde todos amarán profundamente a los demás. No habrá heridas ni pérdidas ni muerte ni cerrojos ni amenazas.
Así que buscamos, amamos y anhelamos lo que llegará y lo que ya está aquí. Ya casi estamos en nuestro hogar.